El ex presidente Alberto Fernández aportó ayer nuevos elementos para su defensa en la causa en la que está acusado de pegarle a su ex mujer Fabiola Yáñez. Esta vez, entregó al fiscal Ramiro González 22 fichas médicas que pertenecerían al tratamiento que hizo la ex primera dama en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) entre 2016 y 2018. Ese material estaba en el departamento de Puerto Madero, donde reside Fernández. Con este material, el ex jefe de Estado busca reforzar la idea de un desequilibrio psicológico de Yáñez y aportó cuadernos manuscritos en el mismo sentido.

Las fichas aportadas a la Fiscalía tienen anotaciones manuscritas. Por ese motivo, la abogada de Fernández, Silvina Carreira, aportó una pericia de parte para “determinar si toda la caligrafía” coincide, y pidió que se ordene un cuerpo de escritura. “La medida es pertinente dado que la denunciante sostiene que su problema con el alcohol y su desestabilización emocional tiene una relación de causalidad por el trato dispensado por mi cliente y estos informes complementarían la historia clínica ya solicitada por VE”, dice la presentación.

Al momento de imputar a Fernández, el fiscal Ramiro González le había pedido a Ineco, que dirige el neurocientífico y diputado nacional radical Facundo Manes, que mande la historia cliìnica de Fabiola Yáñez y que detalle el nombre de los profesionales que la atendieron.

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En el primer escrito que aportó al expediente, Yáñez habló de las infidelidades de su ex pareja y las relacionó con su tratamiento en Ineco. “Un día, llegando a la reunión del grupo, manejando mi auto, me llama una amiga desde México, y me dice “me acaba de escribir Alberto”, primero le mandó un punto, y luego le dijo: “te tengo acá en mi teléfono no sé cómo, qué linda sos”. Ni siquiera recordaba que la tenía guardado en sus contactos porque era amiga mía. Yo lo llamé, le gritaba y él me decía que estaba loca, que eran pavadas. Así estuve, en tratamiento pagado por el Ineco durante más de un año hasta que no fui más”, expuso.

Casualidad

Ahora, los documentos aportados por la defensa de Fernández se encontraron casi de casualidad, durante el allanamiento del 9 de agosto en Puerto Madero. La Policía no secuestró las fichas porque solo tenía una orden de llevarse dispositivos electrónicos. Por ese motivo, se llevaron dos teléfonos, una tablet, y 22 pendrives que siguen guardados en la caja fuerte de la Fiscalía.

Esta nueva evidencia se suma a la que presentó el miércoles Fernández en el expediente, cuando planteó que se debía llamar a declarar a una ex empleada de la quinta de Olivos, que ante un escribano dijo que Yáñez era adicta al alcohol y que tenía moretones por los golpes que se daba cuando se caía por efecto de la bebida.